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"Hemos de actuar con equidad y eficiencia. No malgastar sino gastar lo necesario y bien"

Entrevista a Antonio Gómez, Jefe de Sección de Servicios Sociales

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¿Desde cuándo estás vinculado profesionalmente al sector de servicios sociales?

Siempre me ha gustado meterme en líos. Profesionalmente desde 1987, pero como voluntario desde que era estudiante de bachillerato y todavía no existían los Servicios Sociales. Daba clases de alfabetización a adultos y hacía actividades de tiempo libre con los niños, niñas y jóvenes del barrio de Sant Cosme (El Prat de Llobregat). Otra actividad que he practicado de joven era el deporte de competición y la montaña, que es siempre bueno no sólo por actividad y por los hábitos saludables sino por la disciplina y la constancia que uno interioriza y que yo siempre he utilizado como recurso para poner límites a jóvenes en situación social difícil. Después montamos, con la ayuda del párroco de la iglesia de Sant Cosme (profesor mío de ética y religión), actividades en horario extraescolar y colonias para ellos. Cuando aprobé la selectividad me marché a Irlanda e Inglaterra para aprender inglés, porque tenía que aprender inglés para presentarme a las oposiciones a piloto civil de aviación. Pero a causa de una enfermedad tuve que dejarlo y, tras iniciar estudios de Informática y dejarlos por incompatibilidad con el rectorado, me diplomé en Trabajo Social.

¿Cuándo comienzas a desarrollar tu trabajo en este ayuntamiento?

Después de trabajar en una empresa que hacía estudios socioecónomicos para diferentes administraciones locales, estuve en el ámbito de la justicia juvenil (en el Centro educativo Alsina, primer centro cerrado de menores de Catalunya, del que guardo muy buenos recuerdos). Posteriormente, en centros de protección de menores en Gavà. En ese tiempo (1990) me llamaron desde Castelldefels porque necesitaban un educador de calle. Realicé las pruebas correspodientes y aquí estoy desde entonces. Empecé trabajando en el barrio de Vista Alegre y después por todos los barrios del pueblo, desde educador social hasta Cap de Secció pasando por trabajador social y pasando de un modelo de Servicios Sociales asistencialista a profesional. En 1992, cuando se crea la PIRMI, paso a ser trabajador social, hasta el 2005 trabajador social y coordinador de zona y en el 2006 me ofrecieron la plaza de Cap de Serveis Socials (me pillaron despistado).

¿Cómo ha evolucionado el área a lo largo de estos años?

La hemos profesionalizado mucho en los últimos años. Cuando llegué aquí, el trabajo consistía en montar actividades con jóvenes pero sin hacer ningún tipo de análisis de la situación. Había un modelo asistencialista. Tuvimos que hacer el tránsito de la caridad hacia un modelo profesional y empezar a trabajar con criterios, indicadores, etc. Posteriormente se han creado requisitos, instrumentos para medir el trabajo que realizamos con la finalidad de visibilizarlo y crear una imagen real de nuestro trabajo. Se han establecido pautas en los procesos de actuación, protocolos circuitos de actuación, evaluaciones periódicas para seguir mejorando el modelo, etc. En los últimos años se están unificado todas las bases de datos, los indicadores y los protocolos para crear el marco general de servicios sociales, el Pla d'Actuació Local en matèria de Serveis Socials. La mejor manera de mejorar es sistematizar y evaluar la información. Hemos estado y estamos desarrollando planes de actuación en distintos ámbitos que complementan el plan general. Todo el sistema estará supervisado por unplan de calidad que estamos desarrollando actualmente.

El hecho de que tu mujer también se dedique profesionalmente al mismo sector ¿facilita o complica la relación familiar?

Facilita, porque cuando llegamos a casa uno de los dos con mal humor y/o calentito, de forma puntual, a causa de trabajo, sabemos de qué estamos hablando. Tenemos los 15 minutos de rigor para comentar. Lo normal y habitual es que el trabajo se queda en el trayecto del trabajo a casa porque se ha de estar concentrado en la conducción (por prescripción facultativa tenemos prohibido trabajar en el mismo lugar de residencia).

Has crecido en un barrio tradicionalmente conflictivo a nivel social. ¿Te ha ayudado esta circunstancia a tener una perspectiva más realista de tu trabajo diario?

La perspectiva realista me la dieron mis padres porque llevo trabajando desde que tenía 7 años en un bar de comidas y, posteriormente, en uno de tapas que ellos tenían. Lo que sí te da el conectarte con barrios marginales es ser un fanático de Einstein y de su teoría de la relatividad, es decir, lo relativo que es todo. Entonces te das cuenta de que en una persona influye el entorno que la rodea, pero también los valores que le inculque su familia, las condiciones de vida, etc. Las circunstancias que conoces te hacen entender y valorar más las pequeñas cosas de la vida y lo que tienes, especialmente lo no material. Aprendes que hay que dar responsabilidad a las personas y no decidir tú por ellos, a que no hay que tirar la toalla porque, sin embargo, la última decisión es la de uno mismo, por mucho que te ahogue el entorno o la familia. Se puede criticar que se faciliten más o menos medios para que una persona pueda tener oportunidades de desarrollarse pero lo que no podemos hacer es quitar la responsabilidad personal que tenemos cada uno de nosotros en nuestras vidas ni minimizar el valor del esfuerzo personal. Lo que ocurre es que a lo mejor ese entorno no ha sido el idóneo para facilitarle el salir de ahí. Pues en ese entorno es donde tenemos que trabajar nosotros, pero sin olvidar que se necesita también el esfuerzo personal de cada uno de esas personas.

¿Te has sentido impotente a la hora de solucionar algunos casos a causa de la maquinaria legal existente?

No podemos pararnos en la impotencia. Ante eso, como norma, tenemos que poner más trabajo, más recursos. El año pasado atendimos a 22.000 personas, y dimos seguimiento a un 40%, que representa en número de expedientes familiares unos 3.000 con multiproblemáticas (en diversos niveles de vulnerabilidad). El año pasado 1.500 personas en situación crítica recibieron prestaciones económicas (ayudas para alimentos y suministros como agua, luz, etc). Pero lo económico es la punta del iceberg. La falta de recursos genera problemáticas a nivel generacional porque durante los últimos años se ha vivido por encima de los recursos de los que se disponía realmente. Por otra parte, estamos educando equivocadamente a los niños en los valores del materialismo, en el convencimiento de que para ser feliz hay que tener cosas cuando no es así, en el no esfuerzo, tenerlo todo de forma inmediata, en traspasar las responsabilidades, la cultura del mínimo esfuerzo. Aquí, los mangantes (y si son de guante blanco ya son la leche) son los héroes y la gente honesta son los tontos. Cuanto más se roba mejor eres y además no va ni dios a la cárcel.

¿Es tan absorbente este trabajo que prefieres dedicar tu tiempo libre a asuntos más frívolos por cuestión de higiene mental?

Claro. Me gustan “Aída”, las películas de comedia o de intriga que entretengan, los documentales de animales, salir a la montaña con la familia… No me gusta lo trascendental porque en esta vida hay muy pocas cosas que sean realmente fundamentales. La esencia de la vida es la sencillez. Hay que tender a simplificar y buscar la esencia y no perderse por las ramas.

¿Ha cambiado la tipología de las personas que se acercan al área de servicios sociales a pedir ayuda?

Sí. No tiene nada que ver la gente que venía en los años 80 con la que viene ahora. Por otro lado, ahora la propia estructura, más moderna y más profesional de los servicios sociales, hace que tenga una cartera de servicios muy amplia, que puede ir destinada a todo el mundo. Como ejemplo, un 15-20% de nuestro tiempo se dedica a la gestión de ayudas económicas de las personas que atendemos, el resto es trabajo de orientación, asesoramiento y de soporte personal que va destinada a trabajar en forma preventiva y con la corresponsabilidad de las personas atendidas.

¿Qué tipo de necesidades reclaman esas personas?

De todo tipo. Pero, esencialmente y una vez solventadas las situaciones urgentes, lo que trabajamos más es el asesoramiento y el soporte personal. Como en todos los sistemas tenemos que detectar un porcentaje de listillos que vienen a ver qué sacan para lo cual tenemos establecidos una serie de filtros ya que el dinero que tenemos es el que es y se ha de actuar con criterios de equidad i de eficiencia i no malgastar sino gastar lo necesario y bien.