Joan Brossa: una obra poética que va más allá del hecho literario.
Joan Brossa nació en enero del 1919 en el barrio barcelonés de Sant Gervasi, en el sí de una família de comerciantes. Aunque comenzó a trabajar con su padre en el oficio de grabador, pronto abandonó el negocio familiar para dedicarse plenamente a lo que más le gustaba: la poesia.
De la mano de J.V. Foix se inició en el mundo del arte y de la poesia de vanguardia. Enseguida contactó con otros intelectuales y artistas de la época, como los pintores Joan Ponç y Antoni Tàpies o el escritor y crítico de arte Arnau Puig, con quien en 1948 -junto con Tharrats y Cuixart- fundaron el grupo "Dau al set", con la edición de la revista que configuró una corriente plástica, poética e ideológica que rompia con los convencionalismos culturales en voga .
A pesar de que su trayectoria artística ya se inició a caballo de los años cincuenta y sesenta con diversas publicaciones poéticas, teatrales y hasta con colaboraciones en el cine con el realizador Pere Portabella, no es hasta 1969, con el libro El saltamartí, que es reconocido más popularmente y publica regularmente en las principales colecciones de poesia del país.
Como poeta inquieto que era, experimentó más allá del lenguaje literario y se interesó por el ámbito iconográfico. Un primer fruto de esta tendencia es el libro Poemas visuales (1975), que representa un nuevo punto de partida hacia la imagen. A partir de entonces su objetivo es la búsqueda de un nuevo código que ensanche el ámbito de la poesia, ya que para él la importancia del poema radica en la idea que quiere transmitir y no en el vehículo de expresión.
Joan Brossa y el cartel.
Joan Brossa siempre se consideró esencialmente poeta y, en relación a sus carteles, dijo: "No me he considerado nunca un cartelista. En todo caso, hago poemas que pueden hacer de cartel". En consecuencia, entendia el cartel como una prolongación de la poesia visual, con la diferencia que en el cartel la imagen y el texto asumen un equilibrio expresivo extremo. Con todo, hay que tener en cuenta que un cartel responde al encargo recibido de la institución que quiere anunciar un acto en concreto, mientras que en la poesia visual la imagen domina plenamente y solo obedece al impulso creativo del artista.
La muestra que ahora se expone consta de la colección completa de los carteles realizados por Brossa. El primer de los poemas visuales que utilizó para un cartel fue para el tercer Festival Internacional de Titellas, celebrado el año 1975 en Barcelona. Desde entonces hasta su muerte el pasado 30 de diciembre, el poeta ideó un total de 60 carteles, a menudo para difundir acontecimientos culturales o actos conmemorativos por Catalunya o para anunciar una exposición suya. En todos los casos, es la poesia que se pone al servicio de la comunicación.
Dos de sus últimos carteles fueron realizados como homenaje al cine por encargo del Museo del Cine de Girona, hecho especialmente significativo si tenemos presente la estrecha relación del poeta con el mundo del cine, con un lenguaje basado en el dinamismo, la comunicación y la transformación.
