Sequía generada por déficit de lluvias
Los valores de la evolución de la precipitación acumulada en el Observatorio Fabra (Barcelona) desde 1950 muestran, en los últimos años, una anomalía anual del régimen de lluvias (en %) respecto a la media del período de referencia 1961-1990 con una tendencia claramente a la baja. Se observa que los 3 últimos años (2021-2022-2023) registran valores de mínimos históricos de lluvias:
Anomalía de la precipitación acumulada anual en el Observatorio Fabra, 1915-2023 (respecto a la media entre 1961 y 1990). Fuente: Servicio Meteorológico de Cataluña
La sequía pluviométrica se puede evaluar utilizando varios índices. Uno de los más ampliamente utilizados es el índice SPI o, en castellano, Índice de Precipitación Estándar (IPE), que permite realizar una evaluación del déficit o exceso de precipitación en el territorio, para una variedad de escalas temporales. Los intervalos más largos (superiores a 12 meses) aportan información sobre el estado de las aguas subterráneas, de los cursos de agua y del almacenamiento de agua en los embalses. Los intervalos más cortos (inferiores a 9 meses) son útiles para estimar la humedad del suelo, aspecto muy importante para la agricultura y los bosques, y responden de forma inmediata a la presencia o ausencia de precipitaciones.
Índices de Precipitación Estándar (IPE9 e IPE36) a 31 de enero de 2024 (precipitación acumulada en los últimos 9 y 36 meses respecto a la media). Fuente: Servicio Meteorológico de Cataluña
Según el mapa IPE9 de enero 2024 (primera imagen), la precipitación acumulada de los últimos 9 meses en Castelldefels y en muchos otros municipios en el litoral y pre-litoral de Cataluña está muy por debajo del estándar (bajo el valor -3), hecho que indica que la humedad del suelo es muy baja, y por tanto la vegetación de nuestros bosques también lo está sufriendo. Este hecho incrementa la vulnerabilidad de la vegetación, haciéndola más propensa a sufrir plagas y enfermedades. Un bosque seco no responde del mismo modo frente a fenómenos ambientales (ventadas, tormentas, absorción de CO2, etc.) y nos hace mucho más vulnerables ante los incendios forestales: el incremento de la carga de combustible seco aumenta la velocidad de propagación y la intensidad del fuego, haciéndolo muy difícil de detener.
Haciendo el balance de los últimos 3 años (segunda imagen, IPE36) se observa claramente que buena parte de la zona de las cuencas internas de Cataluña (regiones por donde transcurren los ríos que nacen y mueren en territorio catalán) está en una situación de lluvia acumulada muy por debajo de la media, corroborando el efecto que han tenido estos mínimos históricos de precipitación sobre el territorio, y evidenciando la grave situación de sequía que estamos viviendo, y la reducción en la disponibilidad del agua de los embalses (desde la entrada en emergencia, ya por debajo del 16%).